LOS ORÍGENES DE LA GUERRA FRÍA Y EL TELÓN DE ACERO
Poco después de concluir la Segunda Guerra Mundial el mundo se dividió en dos bloques: norteamericano y soviético. Si los Estados Unidos y el Reino Unido se habían aliado a la URSS para aniquilar a Hitler, a Mussolini y al Japón, tras la victoria militar sobre las potencias del Eje se vio que había enormes diferencias económicas, sociales, políticas, de mentalidad y de formas de vida entre los antiguos aliados. Era la bipolarización.
La convivencia entre ellos empezó a ser difícil cuando la URSS empezó a establecer regímenes comunistas en los países que el ejército soviético había ocupado durante la guerra: Alemania Oriental, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Albania y Yugoslavia. Ya en 1946 el primer ministro británico, Churchill, comento que Stalin había dejado caer “un telón de acero” (un muero imaginario) cerrando los países de Europa oriental que estaban bajo su área de influencia y que a partir de ahora serían “satélites” de la URSS. Europa se dividía en dos bloques, capitalista y comunista, antagónicos y económica, política y militarmente rivales, que se vigilarán con recelo y no tardaran en empezar a amenazarse con todo tipo de armas, incluidas las nucleares.
Comenzó entonces, y continuó durante cuarenta años, una desenfrenada carrera de armamentos en la que las dos superpotencias invirtieron enormes recursos económicos en fabricar armas cada vez más destructoras. Comenzaba de esta manera la Guerra Fría. Mediante hábiles campañas de propaganda se convenció a la gente de la calle, de los dos bloques, de la maldad del adversario, al que demonizaron y de la bondad de las ideas y sistema de vida propio.
El presidente norteamericano, Truman, tratando de poner freno a la expansión del comunismo en el mundo, formuló en 1947 la “doctrina de la contención”. A cada avance soviético había que responder con otro norteamericano que lo impidiese ya que de lo contrario Stalin expandiría todavía más el comunismo en Europa Occidental. Los EE.UU. se convertían en el gendarme del mundo occidental, “protegiendo” a los países capitalistas de la amenaza del comunismo.